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Si eres fan del género, esta noche puedes disfrutar de una joya cinematográfica

La historia de un asesinato que nunca existió fue relatada por Pilar Miró en su famosa película 'El Crimen de Cuenca', la única película prohibida durante la democracia
El crimen de Cuenca, también conocido como el "caso Grimaldos" es uno de los casos de errores judiciales más sonados de la historia de nuestro país. Principalmente porque no existió nunca tal crimen, pero sí dos procesados y condenados por asesinato que pasaron 12 años en la cárcel por una muerte que no se había producido.
La historia del "crimen" de Cuenca, que Pilar Miró contaría en su famosa película El Crimen de Cuenca que se emite esta noche en Historia de nuestro cine de La 2, se remonta al año 1910, cuando José María Grimaldos López, apodado "el Cepa" desapareció entre los pueblos Tresjuncos y Osa de la Vega tras haber vendido unas ovejas de su rebaño. Tras nunca regresar a casa, la familia del pastor asumió que había muerto y rápidamente pensó en sus compañeros de finca como los autores materiales de su asesinato, teorizando con que León Sánchez Gascón y Gregorio Valero Contreras, que a menudo se metían con él, habrían cometido el crimen para quedarse con el dinero de la venta de las ovejas.
En un primer momento, al no aparecer el cuerpo de Grimaldos, el caso se archivó por falta de pruebas, pero la insistencia de la familia y de pueblo y la llegada al Juzgado de Belmonte, Cuenca, de un nuevo juez, Emilio de Isasa, provocó su reapertura. León y Gregorio fueron detenidos, interrogados y torturados de forma brutal hasta que confesaron el crimen, acusándose mutuamente. También dieron diferentes versiones sobre dónde se habían deshecho del cuerpo, pero, al no encontrarse en ninguno de los lugares, acabaron contando que lo habían descuartizado y dado de comer a los cerdos.
Juzgados por un jurado popular, los acusados fueron declarados culpables y condenados a 18 años de cárcel de los que acabaron cumpliendo 12 años. Salieron en libertad en 1924, pero sus vidas y las de sus familias habían quedado destrozadas.
En 1925, la historia experimentó un giro inesperado que no les devolvió lo que se les había arrebatado, pero sí les permitió limpiar su nombre: José María Grimaldos "El Cepa" estaba vivo y se presentó en Tresjuncos pidiendo su partida de bautismo, porque quería contraer matrimonio. Su aparición causó un enorme revuelo y, tras ser identificado por la Guardia Civil, él mismo contó que no se había enterado de nada de lo sucedido. Sobre lo que ocurrió el día de su desaparición, "el muerto" explicó que le había dado un "barrunto" y que se había ido a darse unos baños.
La aparición de Grimaldos por sorpresa, obviamente, tuvo consecuencias. Los acusados ya estaban en libertad, pero el entonces ministro de Justicia ordenó que se revisase la causa para depurar responsabilidades. El Tribunal Supremo estimó que la confesión de Gregorio Valero y León Sánchez había sido conseguida mediante el uso de violencia y declaró la nulidad de la sentencia, confirmando la inocencia de ambos.
El Estados tuvo que hacerse cargo, además, de compensar económicamente a los afectados por este grave error judicial. Gregorio Valero y León Sánchez se alejaron de la vida en su pueblo e iniciaron una nueva vida en Madrid, donde se les proporcionó un trabajo de guarda jurado en el Parque del Retiro, y también se les concedió una pensión vitalicia de tres mil pesetas anuales.
Diez años después de la inesperada aparición de Grimaldos, en 1935, comenzó en Cuencia el juicio contra los responsables, varios Guardias Civiles y empleados de la justicia que habían facilitado el encarcelamiento injusto de los acusados. Aunque todos fueron absueltos. Quienes nunca llegaron a ser juzgados fueron el juez de Belmonte, Emilio Isasa Echenique, que falleció al año siguiente de conocerse el error de una angina de pecho -aunque muchos sospecharon que fue un suicidio-, y el cura párroco de Tresjuncos, Pedro Rufo Martínez Enciso, que se suicidó. El cura de Tresjuncos había sido el primero en saber que Grimaldos estaba vivo, puesto que había recibido la petición de su partida bautismal por parte de otro cura, pero había decidido ocultarlo.
14 Mar 2025
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