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Esta obra maestra invisible durante 35 años es una de las mejores películas de todos los tiempos según Quentin Tarantino

Este extraordinario filme dirigido por Geoff Murphy narra la revuelta de un grupo de maoríes contra los ingleses, en plena colonización de Nueva Zelanda.

Quentin Tarantino no es solo director, también es un auténtico cinéfilo. El hombre detrás de Érase una vez en… Hollywood y Pulp Fiction no duda en recomendar películas que le apasionan y son muchas las que ha propuesto a sus fans. Algunas de sus favoritas son bastante desconocidas, así que el director se ha convertido en una buena forma de descubrir títulos que han sido invisibles para el público. 

Cuando Tarantino visitó Nueva Zelanda para promocionar su filme Los odiosos ocho, acudió al programa de radio Radio New Zealand (RNZ). Allí le preguntaron si era fan del cine neozelandés y si tenía una película favorita. El cineasta respondió:

Utu (1983) es una película dirigida por Geoff Murphy que cuenta la historia de Te Wheke (Anzac Wallace), un guerrero que busca venganza después de que las fuerzas británicas masacren a su tribu. Descrita como un wéstern maorí, el filme, ambientado en la década de 1870, está inspirado en los eventos ocurridos durante la Guerra de las Tierras de Nueva Zelanda. 

El título de la película es un concepto maorí que significa "reciprocidad o equilibrio". Es decir, que el protagonista de Utu busca pagar con la misma moneda a los colonos que han matado a los suyos. 

Murphy fue una figura importante en la nueva ola de directores neozelandeses surgida en la década de los años 70. Antes de Utu ya destacó con el filme Vaya movida (1982).

Utu fue un éxito del cine neozelandés. Su presupuesto de 3 millones de dólares -unos 30 millones de dólares en la actualidad- la convirtió en la producción más cara de la historia del país. Además, fue el primer filme de Nueva Zelanda en presentarse en la Sección Oficial del Festival de Cine de Cannes. Tras su estreno, Utu fue editada para tener una versión más corta y se distribuyó en otras partes del mundo y la crítica la elogió. 

No obstante, la película de Murphy permaneció invisible durante 35 años por problemas de derechos. Pero podría haber sido mucho peor: casi desaparece. Para poder hacer su propia versión de la película, los productores utilizaron el negativo original del filme en lugar de una copia. 

Tras un largo y duro trabajo de restauración en el que también participó Murphy, que llevó a cabo su montaje del director con una versión mucho más acorde a sus deseos iniciales, la película formó parte de la sección Cannes Classics en 2017 y se acompañó su regreso con un reestreno limitado en cines.